Naturaleza urbana en sociedad

Creo que he visto un lindo gatito

Recientemente el Anteproyecto de Ley de Protección y Derechos de los Animales, ha sido dado a conocer por la Dirección General de Derechos de los Animales del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Hoy Arantza y yo escribimos sobre algo que hace tiempo que nos ronda. Afines y sensibles al tema que nos ocupa, parece pesar más sobre un sector importante de la sociedad urbana un animal doméstico o mascota que un animal “tal cual”. ¿Acaso prevalecen los derechos de nuestras mascotas o las que lo fueron por encima de otros animales?

Salvo honrosas excepciones, los gatos campan a sus anchas por muchos de los parques urbanos y sobre numerosas zonas de transición con lo rural. Personalmente, colapsé el día que mi amigo Marcos llevó a mi hija Martina a ver la película de dibujos Ferdinand, y de regreso Martina me contaba que el torito de lidia dormía en la cama con la niña. Usando una expresión valenciana, yo que lo soy, diría… ¿Això es precís?. Y, en enlazando con la visión que como sociedad tenemos de los animales de compañía,  ¿Por qué vemos más adorables a los perros y a los gatos y les damos una posición de privilegio?  Ni son humanos ni por el hecho de acompañarnos tienen que ser gestionados como prevalentes en la escala de los animales.


La fauna que habita en ciudades padece atropellos provocados por estos, y existe importante evidencia científica que lo acredita. También se renuncia a ver la consecuencia de la alimentación residual de las colonias, reclamo también para “lindos roedores” eso sí, no tan tiernos ni adorables.

Hoy en día existe un debate importante en torno a si los gatos en colonias son buenos o malos; una parte importante de ello, a mi parecer no atendida se basa en la cuestión sociológica de las personas cuidadoras, que cubren con esta dedicación, dando un sentido a su vida. Personalmente disfruté con Piolín y el gato Félix cuando era niña en los dibujos animados, y espero que Martina también lo haga, obviando alguno de los mensajes infantiles de los dibujos de Walt Disney y compañía, esperando que conforme madure comprenda la dinámica de poblaciones, la ecología y la biodiversidad real, de la naturaleza no intervenida, ahora que nos preocupa tanto y no paramos de hablar de infraestructura verde urbana. Porque nos referimos también a lo que aloja, ¿No?
 

Como gestores debemos prestar atención a la presión y efectos que ejercen en los espacios nuestras mascotas y también aquellos animales que antes lo fueron o proceden de estas. Debemos gestionar no solo desde la emoción sino desde la evidencia científica con toda la información objetiva que dispongamos a nuestro alcance. El artículo del pasado sábado publicado en El diario el País es especialmente acertado y muy necesario; firmado  por José Luis Tella, Miguel Clavero, Montserrat Vilà, Miguel Delibes de Castro y Eloy Revilla, de la Estación Biológica de Doñana EBD-CSIC; Anna Traveset, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados IMEDWA-CSIC; Fernando Valladares, del Museo Nacional de Ciencias Naturales MNCN-CSIC; Fernando Tomás Maestre, de la Universidad de Alicante; Martina Carrete, Universidad Pablo de Olavide; y otros 800 investigadores).  

El anteproyecto de ley, aunque tiene buenas intenciones, ya que trata de reducir, limitar, el maltrato al que pueden ser sometidos algunos animales; obvia a más del 95% de los animales existentes en el planeta, que son: los animales no domésticos ni domesticados. Por ello, al no diferenciar a los animales: uso humano para sacrificio y alimentación, compañía, trabajo, etc.; de los animales silvestres, provoca que haya leyes ya existentes en materia de protección de fauna silvestre que obvia, e incluso llega a contradecir, poniendo en peligro la protección de esa fauna silvestre.

¿Por qué no se tiene en cuenta a la fauna a la hora de legislar en este sentido y se cuenta con expertos/as en la materia ya existentes si finalmente en esta ley se van a tratar a “todos por igual”? ¿Por qué se están fomentando las colonias felinas en todos los lugares cuando son una fuente incesante de muerte de fauna silvestre protegida? ¿Por qué un gato (animal doméstico) puede vivir en la calle y con esta ley se va a fomentar que así sea y un perro (animal doméstico) no? ¿Por qué tiene más derecho un gato que una lagartija colilarga? ¿Por qué tiene más derecho a ser protegida una especie como el gato doméstico que cuenta con billones de ejemplares en todo el mundo frente a especies silvestres protegidas que en su conjunto no llegaran a esa cantidad de individuos e incluso algunas de esas especies pueden llegar a contar solo con decenas de ejemplares? ¿Qué supone esto para la biodiversidad? Una simplificación, sencillamente una pérdida de biodiversidad. ¿Para qué vamos a proteger por ej. al gato montés si dejamos que una de sus amenazas (hibridación con gato doméstico) tenga más derechos que él? ¿Dejamos que las avispas asiáticas campen a sus anchas mientras acaban con poblaciones locales de otros insectos?

¿Por qué no se tiene en cuenta el sufrimiento de los millones de animales silvestres que, cada año, mueren por causa de los gatos o de las cotorras en menor caso? ¿No tienen sentimientos, no padecen, no sufren (como dicen los toreros con los toros)? En ocasiones me han comentado que son depredadores naturales, me recuerda al argumento taurino de “los toros de lidia están hechos para las corridas, sino no existirían”. No, los gatos no son depredadores “naturales”, son depredadores que si los dejas a su aire van a cazar, y como responsables de ellos los humanos, al ser animales domésticos, somos responsables de ellos. No es bonito ver morir a un petirrojo en la boca de un gato, no es bonito ver morir toda una nidada de mirlos porque algún gato de la colonia felina cercana ha matado a su madre y no pueden alimentarlos, no es bonito. No es bonito que un murciélago que migra desde Rusia muera por gato tras más de 2000 km de viaje (con apenas 8 gramos), en la migración más larga que se ha identificado. No es bonito que exista un código específico para “depredación por gato” en las tablas que utilizamos los anilladores científicos de fauna para identificar la causa de la recuperación de un ave silvestre.

No es ético que hagamos estas distinciones porque nos gustan unos animales y otros no, porque unos los consideramos cercanos y otros no.

La empatía con el resto de seres vivos con la que compartimos el planeta debe ser para todos, no para los más cercanos, o los que consideremos más adorables. ¿Por qué una cotorra de Kramer (especie catalogada como exótica invasora, y que por tanto por ley se ha de erradicar) tiene más derechos que un nóctulo gigante (especie autóctona protegida)? El criterio es ¿porque son más bonitas que los nóctulos?


Como apuntaba Inma en su exposición, hoy en día existe un debate importante en torno a si los gatos en colonias son buenos o malos; una parte importante de ello, se basa en la cuestión sociológica de las personas cuidadoras, que dedican tiempo y esfuerzo a las colonias. Estas personas igualmente podrían cuidar a esos gatos en centros cerrados y controlados, y así se evitarían por una parte que: los gatos estuvieran en la calle, evitando el problema de atropellos de los mismos (consecuente accidente), maltrato directo de personas (sí, hay mucho psicópata suelto), depredación o ataques de otros animales (perros domésticos). Evitaríamos además que sea un efecto llamada para aquellas camadas no deseadas, porque hay que ser consciente que buena parte de los gatos: 1. no están identificados con su correspondiente chip, 2. no están esterilizados. La gente que tiene camadas no deseadas, o directamente un día decide que no puede más con el gato, en vez de buscar una solución responsable decide dejarlo en “ese lugar donde hay gente que los alimenta”. No conozco ninguna colonia felina que haya desaparecido porque los gatos vayan muriendo de viejos, siempre hay más. Se obvia además que los gatos (animales domésticos recordemos el concepto) viven más y mejor en las casas con sus dueños. Por otra parte, los animales tienen sus necesidades, y por lo tanto las han de realizar, ¿Dónde? en la calle, en el arenero cercano a un cole, en el parque, donde sea, son un posible foco de infecciones y enfermedades. 

Nunca se me ocurriría dejar a mi perro en la calle sin mi vigilancia, ¿por qué has de dejar a tu gato en la calle? ¿Por qué estamos creando animales de primera y de segunda y tercera? ¿Por qué no somos una sociedad responsable? 

Muchas preguntas que no se quieren responder en una sociedad que cada vez simplifica más los problemas y las soluciones, y que no está abierta a escuchar a los científicos que trabajan con fauna silvestre.

Sigamos potenciando la simplicidad, el pensamiento no crítico, sigamos dando el mismo valor a una persona que opina que las vacunas no son buenas a la de un científico que desarrolla la vacuna y que salva miles de vidas. Sigamos haciendo ruido.

Arantza Leal

Bióloga, científica y divulgadora

Artículos del autor