Bajo un centenario árbol de unos 30 metros de altura, se aprecia el embriagador perfume de unas enormes flores blancas y carnosas, las magnolias. Corre el año 2004 y Juan, sevillano, 48 años, casado y con tres hijas, pasea por el Parque de María Luisa. Además del olor de los magnolios (Magnolia grandiflora), también llama su atención un cartel colgado en un edificio de aspecto mudéjar: "abierto el plazo de inscripción para el curso de jardinería". 

Juan no está pasando su mejor momento. Lleva 30 años trabajando en hostelería y el estrés acumulado ha pasado factura a su salud. Tiene un puesto de bastante responsabilidad y ha sufrido dos anginas de pecho en los dos últimos años. Los médicos y los inspectores de trabajo han determinado que puede seguir trabajando, pero no en hostelería, ni haciendo esfuerzos físicos, ni en trabajos estresantes. En el horizonte solo se vislumbran nubes de incertidumbre. “¿Y si me apunto a este curso de jardinería y así me distraigo mientras pasa la tormenta?”

Debido a su edad, le ponen trabas para inscribirse pero, dos años después, Juan termina el grado de Formacion Profesional Ocupacional en la escuela Joaquín Romero Murube siendo el primero de su promoción. A sus casi 50 años ha descubierto su verdadera vocación. Le encanta todo lo que tiene que ver con las plantas, la ecología y el medio natural. No para de decirle a todo el mundo el nombre científico de cada planta o las curiosidades de las flores y árboles que tiene a su alrededor. Cuando obtiene su diploma, va la oficina de lo que en ese momento se llama INEM y, sin experiencia previa en jardinería, con su edad y sus limitaciones físicas, le vienen a decir que los milagros se piden en Lourdes. 

Un día, ya en 2017, con un nieto de cuatro años llamado Martín y una nieta de dos de nombre Natalia, su hija mediana, Clara, le dice "Papá, ¿por qué no escribes un libro de plantas?". Clara recientemente ha descubierto que cualquiera puede autopublicar sus libros en Amazon. A ella le gusta escribir, trabaja en el mundo de la comunicación y se defiende con el diseño gráfico y la maquetación. 

Se ponen manos a la obra, con el pequeño detalle de que Juan vive en Sevilla y Clara en Barcelona. Se pasan más de un año preparando este libro vía e-mail: la estructura, la redacción de los contenidos, la búsqueda o realización de imágenes, la maquetación, las miles de revisiones... Y todo ello con el objetivo decontagiar su pasión por los huertos y que todo el mundo se anime a cultivar en casa, desde un enfoque sostenible, orgánico y ecológico, apostando por materiales reciclados o reutilizados.Finalmente, en vez de publicarlo en Amazon, se lían la manta a la cabeza y lo autoeditan y autopubican por su cuenta. Juan mantiene intactas sus dotes de comercial de su anterior etapa profesional en la hostelería y, antes de recibir los ejemplares de la imprenta, ya ha apalabrado varios libros entre sus amigos y conocidos. 

Es en ese momento cuando llega el consejo de Paolo, novio de Clara: "si queréis vender online, es mejor que hagáis un blog  con contenido interesante; yo os monto la web y el e-commerce si queréis". Dicho y hecho. 

Empieza a dejar currículums en empresas de jardinería, sin éxito. También en los distritos del ayuntamiento donde organizan talleres de jardinería y huertos urbanos, ofreciéndose como monitor. En uno de ellos lo contratan durante dos cursos y, entonces… ¡Milagro! Juan recibe una llamada del INEM para optar a un puesto de técnico en jardinería en la Diputación de Sevilla, un trabajo para el que está cualificado y que su cardiopatía le permite realizar.Aunque hay una sola plaza y muchos candidatos, supera el proceso de selección y comienza a elaborar informes sobre parques y jardines de la provincia de Sevilla con inventarios de especies y propuestas de mejora del estado de las plantas, del uso de los recursos naturales y de sostenibilidad.

Mientras tanto, Juan también ha ido poniendo en práctica todos sus conocimientos de jardinería y horticultura en su propio huerto, en la localidad de El Ronquillo, en la Sierra Norte de Sevilla. Regala esquejes de fresas a sus vecinos, el superávit de limones a sus familiares y ayuda a cualquiera que le pide consejo para que no se le muera la albahaca, para que sus tomates no tengan la enfermedad de la peseta o para librarse de la voracidad de los caracoles sin insecticida.

Tres años después, la primera y única (por el momento) edición del libro, que por cierto se llama "Cultiva tus verduras ecológicas en casa", está casi agotada, han sacado la versión en e-book y, además, han publicado también un libro ilustrado para que los niños también se animen a cultivar en casa, "Martín y su tomatera", ambos en Amazon esta vez. Padre e hija han publicado 70 entradas en su blog, www.cultivandoencasa.com, y 500 en su cuenta de Instagram, donde les siguen casi cuatro mil personas y, en octubre de 2020, han batido su propio reto de visitas a su web. ¿A qué se debe? A que el blog ha sido galardonado en los Premios 20Blogs que organiza el periódico 20 minutos, en la categoría "Blogosfera verde".

Juan sigue paseando por el Parque de María Luisa (excepto durante el confinamiento) y disfrutando de la fragancia de la magnífica flor del magnolio. No se siente un bloguero ni un influencer, pero le llena de satisfacción saberse responsable, aunque sea un poquito, de que cada vez más gente se anime a cultivar en casa, a disfrutar del placer de tener un huerto casero y a tener más conciencia medioambiental.