Naturaleza urbana en sociedad

Del Bosque a tu alegría

Transformar nuestro entorno, contribuir al cambio, supone en ocasiones encontrar el coraje o la imprudencia de realizar giros en nuestra trayectoria profesional. Hoy os hablo de la mía personal, confiando en que sirva de inspiración para otros. Trabajad con pasión, y echadlo todo en lo que hagáis, tenemos mucho por delante.

Los que seguís el blog desde hace tiempo, veréis que los post que publicamos planean sobre la actualidad, una realidad cambiante. Desde el inicio de nuestra andadura los diferentes colaboradores hablamos de Naturaleza y sus relaciones, y en el camino a lo largo de este último año hemos seguido haciéndolo confinados, saliendo poco a poco de las restricciones de movilidad en torno a nuestro lugar de residencia, el kilómetro, el barrio, nuestras provincias o comunidades, volviendo eventualmente a lo largo de este último año a nuevos confinamientos domiciliarios si te topabas con posibles positivos. Hasta cuatro confinamientos domiciliarios he vivido en este ultimo año post COVID-19.

Introspección, detenerte física y temporalmente, con parte de tus libertades restringidas, nos ha obligado a unos y otros a mirar hacia dentro, unos de forma más consciente que otros. Además de perder familiares y amigos, o apreciar en nuestros mayores cambios profundos causados por el aislamiento frente al miedo, se han producido separaciones, de parejas y amigos, aunque también nuevos acercamientos no previstos.

En mi caso, como el arranque de la primavera en la naturaleza inspiradora de un renacimiento tras el desgaste, el final del aislamiento del periodo COVID-19, ha desatado una necesidad de cambio.

Admiro profundamente a aquellos funcionarios que trabajan desde sus oficinas en el procedimiento administrativo, sin desfallecer, rodeados de trámites y recursos, resolviendo apalancamientos de bloqueos innecesarios para impulsar expedientes relacionados en mi caso con el verde. (Os aseguro que nos hay nada de ironía en lo que escribo).

Deadline, o límites de plazo, respuestas a juntas de distrito, pleno, solicitudes de información justificando lo hecho, tramitaciones, reclamaciones y recursos, pueden agotar y “engristecer” al más aplicado de los funcionarios, si su espíritu es un espíritu libre, de Naturaleza y su cabeza gira en una creciente preocupación “sobre el oscuro abismo en que nos mecemos” de crisis  frente a la emergencia climática, con un verde que lo muestra, y con grandes proyectos de transformación que se requieren y sin tiempo para prestárselo. 

En mi caso, como escribí en verano, el “Dolce far niente”, me ha permitido ver la necesidad de salir de ello, afrontando un otoño valiente, con ilusión y sueños de enfocar mi actividad profesional en el contribuir de otro modo, retomando una línea de acción ejecutiva y activa.

Me despido de mi equipo en un “hasta luego”, confiando en que no se separen del espíritu de transformación del proyecto emprendido a lo largo de estos 17 años, y con ilusión emprendo un camino nuevo con la voluntad de aportar en nuevos proyectos, en la dirección que la Naturaleza me lleve, porque somos Naturaleza, y recordando a Manolo García en su maravilloso álbum “Arena en los bolsillos”, salgo de mi despacho gris, en el camino del Bosque a tu alegría.  

Inma Gascón

Ingeniero Agrónomo

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