Naturaleza urbana en sociedad

Ética arborícola

Salir del ámbito público en lo profesional y trabajar más allá, en lo privado, te abre nuevas perspectivas. Lo comentamos con compañeros que se mueven entre lo público y lo privado, pero no era consciente del alcance y de algunas diferencias significativas hasta ahora. Hoy hablamos de las intervenciones en el arbolado privado.

Si bien "cuecen habas en todas partes", parece que desde lo público, debes gestionar lo que es de todos, con seguridad y a la vez con un sentimiento de apego al valor patrimonial del verde que tienes entre manos.

Disfruté del curso  del QTRA impartido por Mike Ellison recientemente en el jardín de La Rosaleda en Madrid, sobre todo por el enfásis con el que trata de objetivar, parametrizar y llevar a una dimensión económica razonable cualquier tipo de intervención a realizar sobre el arbolado, para reducir el posible riesgo, pero sobre todo porque considera la actuación en contraposición al beneficio ecosistémico que el árbol genera.  Apunta también a la importancia del riesgo del trabajador en la propia intervención sobre el árbol.

Pero, ¿Qué sucede en lo privado? La imagen de cabecera es real, propaganda de algún desaprensivo sin escrúpulos, que induce al miedo de propietarios desconocedores.

Existen propietarios asustados, desconocedores. Lo descorazonador es que en ocasiones se topen con “supuestos” profesionales embaucadores que, a costa del miedo, pueden acabar con arbolado singular y sin defectos recomendando podas de reducción aparente del riesgo por el simple hecho de que los árboles son grandes; para esos casos, el daño irreparable por heridas de alcance que progresan sin compartimentar, derivarán en riesgos ciertos pasados unos años.

En otros casos se limitan a recomendar una tala directa.

 

¿Cómo frenar esta realidad? Por responsabilidad debemos hablar  de ello y visibilizarlo.

Necesitamos contratar servicios a profesionales que recomienden a sus clientes desde el verdadero valor del árbol, desde el conocimiento y con un código ético sólido, que garanticen la seguridad de los propietarios e incorporen en su mentalidad la  necesaria salvaguarda, cuidado y conservación del arbolado "para los que vendrán".

Pregunta al profesional que has contratado y te asiste qué conocimientos tiene para asesorarte y si tienes dudas pide una segunda opinión.


No podemos evitar que el cliente bien asesorado decida cortar un árbol ejemplar sin defectos si sigue teniendo miedo pero pongamos en relevancia los valores positivos del  arbolado antes de acometer según qué decisiones, y recomendémosle la mejor solución dejando a un lado el facturar por facturar.


En línea con todo ello,  desde la Asociación Española de Arboricultura esta semana hemos dado a conocer el código ético de la asociación. Resulta paradójico que después de tantos años de andadura no tuviéramos uno. Debemos reflexionar sobre las actuaciones que recomendamos a nuestros clientes. Por ello os dejo el  enlace a la presentación del código, en una necesaria reflexión sobre cómo ejercemos como profesionales, dentro y fuera de la AEA, en lo público y en lo privado, lo necesitamos, por amor al árbol.

Inma Gascón

Ingeniero Agrónomo

Artículos del autor