Naturaleza urbana en sociedad

Naturaleza Urbana en sociedad “ahora recluida”

¿Qué ha pasado en estos días, desde el punto de vista del Blog en torno a nuestra naturaleza urbana en sociedad, que hayamos sido capaces de percibir hasta ahora?

Pasados 15 días de mi reclusión en casa, me atrevo a escribir sobre nuestra realidad alterada. He necesitado días para escribir sobre el “asunto”, por varios motivos. 

El primero, no me queda tiempo, soy mortal y, como la mayoría de vosotros, no llego a este nuevo escenario de teletrabajar, limpiar, cocinar, hacer teledeberes y lo más importante, estar por tu gente; mi principal objetivo y más importante, es tratar de que mi hija de 9 años, como Giosuè Orefice, el niño protagonista de “La vida es bella” perciba este #yomequedoencasa como algo extraordinario y distinto, pero sin tintes negativos. Soy consciente de que se están produciendo situaciones mucho más complejas que la nuestra, y quiero, aprovechar este post, de tratarse de alguno de vosotros, para daros aliento y ánimo.

Me remito al segundo motivo: ¿Comprendemos el alcance de este frenazo en seco, que ha parado la vorágine de nuestra sociedad de golpe, provocando como en los frenazos de un autobús de línea, por alteración de su inercia, ciertos desequilibrios y alguna caída?

¿Qué ha pasado estos días, desde el punto de vista del Blog en torno a nuestra naturaleza urbana en sociedad, que hayamos sido capaces de percibir hasta ahora?


1.    El hombre ha abandonado el espacio urbano. Las ciudades se han vaciado de actividad. Las calles y espacios urbanos han sido deshabitados.
2.    El tráfico rodado ha quedado reducido a la mínima expresión.
3.    El Silencio se ha apropiado del espacio urbano.


¿Qué consecuencias percibimos está teniendo todo ello? ¿Son temporales o permanentes?
El frágil ecosistema natural urbano se ha visto alterado de golpe. El hombre ha desocupado su espacio de forma abrupta y contundente y, tímidamente, el espacio deshabitado se ha visto frecuentado por otra fauna, que ante la ausencia de ruido y presencia humana osa bajar a la ciudad. Numerosas son las imágenes de estos días, coyotes en EEUU, jabalís en la Diagonal y en C/Balmes en Barcelona, cervatillos y hasta algún oso en algún pueblo de Asturias. Cuesta pensar que alguna de las situaciones descritas ya se produjo en la primera semana de reclusión involuntaria. Nos invita a soñar y espero con curiosidad como, recrudecido desde hoy el aumento de la reclusión a solo ciertas actividades esenciales, serán nuestras ciudades pasadas cinco o seis semanas. ¿Os imagináis que la fauna que ahora asoma tímidamente aumenta y permanece el primer día que salgamos de casa? Sugerente idea con la que soñar despierta.

Pero hay más, la complejidad de las colonias felinas, controladas o salvajes, y de sus efectos sobre la avifauna de la ciudad, ahora que dejan de encontrar alimento. Un ciudadano atento y curioso, colgaba un reporte de un gato cazando un pajarillo, testigo desde su ventana, preguntándose si tal escenario, era fruto de su propio tiempo libre y capacidad de observar, algo no distinto de lo habitual, o está produciéndose en mayor medida a causa de esta situación sobrevenida. Los que pertenecéis a mi generación recordareis los dibujos animados del gato tonto Silvestre persiguiendo al avispado Piolín.


Y los roedores, su población se ha visto incrementada en las ciudades en las últimas décadas; el ahora cese temporal del uso de los espacios públicos, y la ausencia de restos de comida procedente de la actividad humana en estos espacios ha desparecido de golpe; ¿Sucederán imágenes reales, como las que inspiraron los dibujos animados de Tom y Jerry? ¿Hacia donde canalizarán sus búsquedas de alimento los gatos asilvestrados o de colonias no alimentadas? ¿Buscarán piolines (pajaritos), o Jerrys (ratones)? ¿Y los ratones? ¿Qué efectos sobre el equilibro de las poblaciones en tan corto espacio de tiempo, van a producirse en ausencia del hombre?


Y la falta de alimentación de avifauna urbana, acostumbrada a recibir alimento de los humanos, las palomas, y otros pequeños pájaros, ¿Son capaces de adaptarse de forma ágil? Cuestiones aún por responder, ya planteadas por expertos.

Pero, y nosotros: ¿Son esenciales los parques públicos y el arbolado urbano para el hombre? ¿Le damos el valor que se merecen? Muchos de nosotros, (alojados en este enclaustramiento involuntario) disfrutamos de paisajes de proximidad verde, desde nuestras ventanas, sin terraza, o desde nuestros balcones, avistando parques o cercanos, al residir en una calle arbolada. Despertar con un café, salir a la ventana y detenernos a observar la brotación de las hojas de los árboles en esta primavera, o el cantar de los pájaros que sobre estos se alojan, nos acerca a una naturaleza que nos ha sido privada.

Resulta fundamental resaltar la importancia del verde y por ello destacar el movimiento #ahorafloresyplantas; decretado el estado de alarma, el gobierno decidió en la paralización de las primeras actividades que el sector Verde no era cuestión esencial, al no ser considerado como un bien de primera necesidad, como sí lo determinó para el tabaco, la prensa o los libros. 

Así luce mi huerto, con mi pequeña en casa, sin tiempo para haber aprovisionado, y así lucen viveros repletos de plantas sin salida, con las cuantiosas pérdidas para el sector.

Niños y mayores hemos perdido una primavera en casa, sin oportunidad de una reclusión verde. ¿Cuantas personas mayores disfrutarían de apadrinar y cuidar más verde su casa, dada su reducida movilidad, por el placer de atender y sentirse vivos? De nada han servido las argumentaciones de Araujo, Avella, Corraliza o Heike Freire, y las evidencias científicas de años de investigaciones que así los respaldan. No es objeto de este post ni del blog la crítica sin la alternativa, así que os dejo este video ilustrativo que circula por las redes, donde podemos reverdecer nuestra casa con productos alimentarios que empleamos en nuestro día a día. 

Pero hay bueno en lo malo, esta sociedad lisiada, ha comprendido de golpe la importancia de nuestras personas mayores, con numerosas iniciativas de vecinos y desconocidos, tratando de facilitarles su enclaustramiento. Los llamamos y estamos pendientes, conscientes de que son los más vulnerables, y por el miedo a su pérdida vuelven a ser visibles, nos damos cuenta de su fragilidad, y debemos protegerlos y cuidarlos, como nuestros árboles veteranos.

No me extenderé más, estas son mis reflexiones:

El orden y prioridad en la sociedad: los niños, los mayores, la proximidad del verde como necesidad vital, las mascotas, y otras cosas materiales.

El frenazo en seco ha evidenciado mejoras significativas sobre la reducción de la contaminación y los efectos sobre el cambio climático; debemos reflexionar a la fuerza, ante la evidencia clara y directa, que emerge del parón forzoso. De igual modo, se visibiliza la trascendencia del efecto del transporte aéreo. 

El uso forzoso de la tecnología, empleada estos días para comunicarnos por teletrabajo, y en nuestros ratos de ocio, para resolver y relacionarnos nos hace comprender de golpe la posibilidad de limitar ciertas reuniones presenciales, y la oportunidad de una buena conciliación familiar a partir de un teletrabajo bien organizado. 

En definitiva, debemos repensarnos, en profundidad, segregando a partir de la propia experiencia, lo esencial de lo prescindible, y no perder valores ahora readquiridos, como la empatía, el trabajo colaborativo y la identificación de lo importante, frente a lo banal y superfluo, como individuos y como sociedad.

Nunca pensé que escribiría este post, a veces la realidad supera con creces cualquier ficción. En casa tengo un buen ejemplo de ello, ya que me casé con mi vecino, (Almodovar o Body Allen no han escrito aún un guion de algo parecido, al menos que yo sepa).

Deseo que este presente nos haga mejores, y nos acerque a nuestra esencia, humanos respetuosos e inmersos en una naturaleza (urbana o no), (o como mi querida Maria José Parejo) en un bosque habitado, en definitiva, en ciudades y bosques habitados y habitables.

Inma Gascón

Ingeniero Agrónomo

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