Naturaleza urbana en sociedad

Vamos mal pero se puede mejorar

En esta ocasión contamos con Serafín, autor de numerosas publicaciones especializadas con en Tecnología y gestión del Verde Público, desde su visión en la retaguardia pero en activo, y con una trayectoria dilatada en el mundo de la jardinería Urbana, apasionado, nos ofrece desde su perspectiva un análisis de la coyuntura actual y la necesidad de tomar iniciativas encaminadas a un cambio de rumbo.

Qué tiempos aquellos, donde se creaban muchas zonas verdes en todas las ciudades, y su mantenimiento era bastante aceptable, los presupuestos estaban bien dimensionados y dotados de las partidas económicas adecuadas. 
Hoy, se habla más de recuperación del espacio público, porque en muchas ciudades la falta de mantenimiento obliga a ello. 
A mí me gusta más referirme a espacios verdes, cuando se está tratando de los jardines y parques de una ciudad, hoy el término moderno es llamarlos infraestructura verde urbana.
Dentro de un municipio, la carencia de espacios verdes, junto con el desuso y deterioro, de zonas que ya estaban consolidadas, la mayor parte de las veces por falta de mantenimiento, nos lleva a que hoy día busquemos rehabilitarlos, recuperarlos e incluso crearlos de nuevo.
De todas formas, tenemos que decir que aún teniendo las zonas verdes mantenimientos aceptables, también las mismas requieren de regeneración, si es que queremos que  adquieran un alto valor ambiental.
Los ciudadanos usuarios de los espacios verdes, notan cada vez más, que la naturaleza y su entorno están más degradados, percibiendo un deterioro sobre la flora y la fauna. La aportación de los políticos a su gestión, debería ser el conseguir unos espacios verdes equilibrados tanto en calidad como en cantidad. 
No es válido, crear espacios verdes que después desaparecen por falta de mantenimiento, estos no cumplen su misión, y además  no se rentabiliza la inversión que se hizo en su creación.
Hay que acabar con situaciones actuales, que por desgracia están bastante generalizadas, las zonas verdes se están considerando como que ocasionan un gasto y que éste es de un montante muy grande dentro de los presupuestos municipales. Ese razonamiento no es cierto, pues salvo excepciones, muy pocos ayuntamientos llegan a gastarse en el mantenimiento de los espacios verdes un 5% del presupuesto, esta cifra podría considerarse la ideal como media.

 

Ante estos razonamientos economicistas y de ahorro, nos encontramos con situaciones bastante preocupantes, donde por la mediocridad del concejal responsable y la falta de sensibilidad de toda la corporación hacia el mantenimiento de las zonas verdes, se llegan a tomar decisiones de adjudicación de este tipo de servicios, con esos criterios. Estas decisiones después crean conflictos entre las empresas y los trabajadores y por supuesto con la calidad de la conservación de las zonas verdes, pues no se ha hecho una adjudicación con equilibrio económico del servicio.
Hay contratos de servicios de alto riesgo, y los de conservación de zonas verdes podrían estar entre ellos, estos servicios o se prestan de una manera seria por tener una dotación económica adecuada, o es mejor como empresa alejarse de ellos. 
Pues de lo contrario, el contratista acaba saliendo trasquilado, no olvidemos que estamos hablando de unos servicios intensivos en mano de obra y que en la estructura de costes del servicio la mano de obra, los jardineros, pueden suponer hasta el 80% del total del coste.
No puede ocurrir que se sigan adjudicando servicios a empresas poco experimentadas en este tipo de servicios, u a otras ansiosas de sumar facturación, con las bajas que hacen en la licitación, que son imposibles.
Bajas que se hacen sobre un servicio ya maduro en los años y mal dimensionado económicamente, es decir que hoy los niveles de  conservación a nivel general dejan mucho que desear. 
Lógicamente si la adjudicación al final, se lleva a efecto en base a los criterios que le declararon ganadora del concurso, por ser la más económica, que es el mayor factor de valoración y a veces único. La empresa no va a poder dar un buen servicio, le será imposible cumplir las exigencias de labores y frecuencias, el resultado será que intentarán rentabilizar el contrato recortando plantilla o derechos económicos de los jardineros, que es donde más fácil se recorta y donde el recorte puede suponer algo el ahorro.
Pero aún podemos remediar estas prácticas, hay que trabajar conjuntamente técnicos y responsables políticos en la elaboración de unos pliegos con criterios que ayuden a acertar en una adjudicación justa. 
Con los pliegos actuales, que algunos son muy buenos, seguiremos yendo mal si los criterios de adjudicación están basados en el precio más bajo, y aún es peor cuando algunos servicios se adjudican empleando la puja electrónica a la baja como mecanismo de adjudicación.
Algunas empresas, entran en los concursos tirando precios a la baja para ganar contratos, y luego no pueden hacer frente al servicio, incluso entran en dificultades para pagar las nóminas de los trabajadores. 
Existen otras empresas en las que prima en su política de negocio, la calidad del servicio por encima de otras consideraciones, siempre dentro de una economía de mercado competitiva como la que hoy existe. En este tipo de empresas es en las que hay que confiar.
La realidad nos dice que el sector vive tiempos convulsos, donde quizás no todos podrán sobrevivir, porque en las licitaciones para las contrataciones, se ha impuesto como primer criterio el precio, llegando a ser subastas encubiertas, sin considerar otros factores.
Creo que los responsables de las adjudicaciones, se han refugiado en este sistema por comodidad intentando demostrar que son más trasparentes. No se puede ignorar lo que cuestan las cosas, y menos en un servicio intensivo en mano de obra como lo es el de conservación de las zonas verdes y lo que es peor, sin tener en cuenta la opinión de sus técnicos. 

 

Se tendrían que poner en práctica, nuevos valores en la concepción y gestión de los espacios verdes, como la integración de la ecología urbana, y que todos ellos diesen lugar a una gestión menos sistemática y más diferenciada, exigente en unos niveles de calidad aceptables, y muy personalizada para cada ciudad.
Hay que poner en marcha una nueva forma de mantenimiento y gestión de espacios verdes urbanos, con nuevos objetivos y con dotación económica suficiente. Para ello debe intervenir gente profesional que modifiquen los espacios verdes actuales y que los nuevos espacios verdes sean menos estereotipados.
He de asegurar, que hoy hay falta de profesionales formados para ese tipo de gestión y formados en el uso de las nuevas tecnologías, gestión y mantenimiento sostenible de las zonas verdes de las ciudades. Se necesitan técnicos y trabajadores especializados, creo que hasta que no se consiga ese objetivo, será difícil que superemos la mediocridad en la que nos encontramos respecto a los niveles de conservación.


La crisis nos ha llevado a los modelos de gestión impuestos, ignorando muchas veces la opinión de los técnicos y profesionales de la jardinería y el paisajismo, y quizás ello desanime a los jóvenes universitarios el dedicarse a esta profesión, que siempre fue muy respetada por las antiguas corporaciones y por el ciudadano.

 

Serafín Ros

Ingeniero Técnico Agrícola

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