Naturaleza urbana en sociedad

¿Susto o muerte? ¿Es compatible el arbolado de presente y de legado con la necesaria transformaciones de movilidad de las ciudades?

Hace un tiempo me contactó Virginia, estaba organizando un curso de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, bajo el sugrerente título Naturalización de espacios urbanos: experiencias y oportunidades para conseguir ciudades más habitables, y me ofreció participar; dándole vueltas convenimos enfocar mi participación desde la perspectiva de la comunicación. Hoy hablamos de comunicar en verde, y de las consecuencias que se dan cuando una parte de la ciudadanía empieza a comprender.

Los que conocéis mi perfil sabéis que no soy profesional de la comunicación y que mi faceta se mueve en lo relacionado con proyectos de Ingeniería y Paisajismo en el ámbito del verde público y privado.

Mi recorrido profesional ha discurrido desde mis inicios como responsable de contratos de conservación de jardines y ejercer posteriormente como docente universitaria y responsable de un servicio de parques y jardines de una ciudad mediterránea de tamaño medio.

Tiempo atrás, agotada de tratar de hacer comprensibles las actuaciones que los técnicos pretendíamos en la gestión del verde urbano de la ciudad en la que trabajaba, generé el blog Naturaleza Urbana en Sociedad, con la voluntad de llegar al público en general, abordando cuestiones aparentemente simples pero complejas, tratando de simplificar el mensaje.

Tras la etapa postpandemia, en un período declarado ya de emergencia climática, superados techos históricos de anomalías climáticas (primaveras adelantadas, variación en los regímenes de lluvias y acumulación de noches tórridas y tropicales entre otras, además de temperaturas con medias y récords históricos), una parte de la sociedad reclama acciones y cambios. Otra sigue con la inercia de la pereza y el comodismo, cuestionando las políticas de movilidad y haciendo como que no va con ellos.

Estamos en un momento clave; lo demuestra el público asistente al curso de verano de la UIMP que tuvo lugar a principios de semana en Santander; entre los perfiles asistentes, los hubo profesionales de diferentes ramas de la ciencia y de la ingeniería, pero también asistieron a la convocatoria procedentes de ámbitos jurídicos, sociales, representantes de entidades, organizaciones no gubernamentales y público interesado a título individual.

 

Destaco del encuentro la calidad técnica de las aportaciones de los ponentes y el extraordinario interés mostrado por el público asistente. La calidad de las cuestiones planteadas entre los asistentes mostraba enjundia y que algo se mueve, al menos entre el público asistente.

Elena Pita citó, el reciente el estudio “Empleo y transición ecológica. Yacimientos de empleo, transformación laboral y retos formativos en los sectores relacionados con el cambio climático y la biodiversidad en España” editado por la Fundación Biodiversidad y Oficina Española de Cambio Climático. Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que tuve la oportunidad de leer detenidamente en ruta, el día anterior, en el que se desarrollan las profesiones de futuro, y expone los nichos de oportunidad para una realidad que precisa de cambios. 

La paradoja que apunta el informe es que para poder transformar necesitamos que la sociedad lo permita. Y en esa vuelta retornamos a la necesidad de trascender en la comunicación, con un lenguaje, claro, posible y optimista.

El mismo día del curso, a través de la cuenta de twiter, se cruzaron entradas relativas a una serie de intervenciones urbanas acometidas en la ciudad de Alicante, en relación a la tala y el supuesto trasplante de arbolado en una serie de obras relacionadas con la pacificación del tránsito y la movilidad sostenible.

Sin pretender arengar sin conocer el alcance y motivaciones de la intervención, cuesta entender como tras realizar una acertada campaña de concienciación a la ciudadanía “Brota Alicante”, podemos luego intervenir de según qué modo, de difícil justificación. 

 

'Por una poda con cabeza', campaña de concienciación sobre la poda del Ayuntamiento de Alicante

Y es que aún sin haber profundizado en el caso concreto, y llevándolo a la generalidad de situaciones recurrentes, en demasiadas ocasiones (y hablo por lo que conozco), pesa más el coste del desvío, la simplificación del diseño o el descarte de la “fealdad” de la singularidad generada por la excepción de respetar el arbolado de presente, haciendo “tabula rasa” y acabamos abordando las nuevas intervenciones sin preexistencias de arbolado… y a correr.

A hechos consumados, se tiende a cargar la culpa sobre el técnico gestor de arbolado, sparring fácil de todo ello, y que en muchos casos ha manifestado su oposición. En otras, técnicos agotados (o vencidos antes de presentar reservas), claudican ante presiones.

Desafortunadamente, siguen pesando más las necesidades de otras infraestructuras grises que el arbolado de legado, no sustituible, con un recorrido de vida importante.

También sucede que este tipo de intervenciones, sobre arbolado existente emplazado en la ciudad consolidada supone una oportunidad para su renovación que, pese a que el ciudadano percibe en buen estado, presenta defectos de alcance o no aporta servicios ecosistémicos de alcance y merece la pena renovarlo. El ciudadano no comprende, se posiciona generando oposición, limitando los cambios necesarios en la transformación de nuestras ciudades.

Surgía en el debate de esta semana en redes sociales, ¿Para cuándo una Ley de protección de arbolado? Yo sugiero que cuanto antes, pero que resulte efectiva y ponga al arbolado y a los técnicos que lo gestionan en una posición de fuerza que posibilite su defensa y salvaguarda… (eso sí, cuando proceda).

Urgen cambios de alcance, diligencia en las actuaciones, profesionalidad, reciclaje de los profesionales que ejercen en las ciudades, necesitamos hacer comprender que el arbolado no es mobiliario urbano, pero también que, en determinadas ocasiones, son seres vivos que precisan dar paso a nuevo arbolado y que corresponde al técnico profesional bien formado determinarlo.

Animo a ciudadanos que se movilizan en aras a ello a seguir haciéndolo, destinando tiempo y esfuerzo a desapalancar actitudes que forzosamente deben cambiar, y a que lo hagan desde el respeto; conozco profesionales de lo público en el ejercicio de la profesión que ejercen con tenacidad y cuidado y a ellos también debemos cuidarlos y motivarlos.

De todo ello depende en gran medida que las ciudades del futuro sean verdes y habitables … o no serán.

 

 

Inma Gascón

Ingeniero Agrónomo

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